A diferencia del lesbianismo, las relaciones entre hombres maduros y chicos de menos edad estaban bien visto en la antigua Grecia. Es la realidad que, está detrás de los grandes hombres de la antigua Grecia.
De efebo a hombre
En la antigua Grecia, específicamente en la alta sociedad; existía un rito que debían hacer con los jóvenes. Cabe destacar que, con el consentimiento de sus padres.
Este famoso rito no era más que, un hombre adulto teniendo el permiso de los padres, debía raptar a un muchacho joven; seguidamente los parientes fingían seguirlos pero dejaban que este hombre se lo llevara.
Así, estos dos pasaban tiempo juntos para conocerse y forjar su regreso. Al regresar, el hombre mayor llenaba de regalos al joven para que se sintiera alagado. Lo primero que le daba era un conjunto de ropa militar; un buey para honorar a Zeus y una copa para beber vino.
Este ritual no estaba visto como algo malo, más bien aventajaba al joven escogido con una buena posición social durante toda la vida.
Piropos en la pared
Los hombres griegos sentían mucha atracción por los cuerpos de musculatura marcada; es por eso que podemos notar que casi todas las esculturas de la época eran resaltando la belleza masculina.
Las ruinas de los gimnasios eran los sitios de concentración para los mirones. No obstante, era el primer lugar en donde también solían colocar grafitis en la pared; mensajes como “Akrotatos es guapo” o “Mi Miísto es encantador” eran recurrentes.
Amor sáfico
Fue sin duda una nueva practica erótica. La misma había sido inventada por los griegos a los habitantes de los Lesbos; donde no era sexo entre mujeres como muchos solían pensar era la felación.
De lesbianismo se conocen pocos casos, en las reuniones de mujeres cuando solían estacar las cualidades de una de ellas en un grupo, no era por lesbianismo sino que lo hacían como método de promoción de sus atribuciones para buscarle un esposo.