Egipto posee una gran cantidad de personajes que, son considerados objetos de estudio e incluso admiración. Tal es el caso de Akhenaton, uno de los faraones más relevantes del mundo antiguo.
Diferentes versiones de la historia arrojan el mismo resultado. Este personaje fue sin duda uno de los más importantes para la cultura egipcia. Hay quienes argumentan que, Akhenaton fue un hombre completamente espiritual ajeno a la idea que se tenía para el mundo antiguo. Sin embargo, afirman que no supo ser capaz de controlar las riendas del destino de la nación.
Por otro lado, existen otros quienes se apegan a un argumento mucho más “realista”; afirmando que este faraón no era más que una persona hambrienta de ambiciones, cosa que hizo llevar al país a las ruinas y por ende, su desastre.
Constatar todas las opiniones posibles nos acerca mucho más hacia una posible verdad; puesto que en definitiva no todo es blanco o negro. Lo que sí se sabe con certeza, es que bajo la influencias de sus padres en la corte y en conjunto de intelectuales y arquitectos como Suti Y Hor, y Amenhotep; recibió de ellos toda la inspiración necesaria que le serviría como formación de carácter para su futuro.
La cultura en su reino
Toda la apertura religiosa que recibió este faraón, fue índice del cambio teológico que se vivió en la época. Esto provocó en sí un nuevo orden cultural; especialmente en el área artística donde las esculturas, rígidas y sin alguna expresión más tarde innovarían características ejemplares que demostraran algún signo de humanidad y naturalidad en ellos.
Esta nueva imposición de la religión hizo que marcara un antes y después de Akhenaton. Gracias a que esta misma se fundo en estrecha colaboración con su esposa, y personaje más famoso en la historia egipcia; la hermosa Nefertiti, quien también significó un pasado y presente dentro del mandato del Faraón Hereje.